Para la preparación de esta exposición he realizado una selección de esculturas que tenía guardadas y casi olvidadas. Como si fuera otro quien las observa desde fuera, he sometido las piezas a una revisión que los aporte un nuevo valor. Finalmente, he escogido un conjunto de los últimos años, incluyendo algunas piezas que no se habían expuesto nunca y haciendo hincapié especial en la obra más reciente.
Esta nueva mirada me ha permitido descubrir los diferentes caminos que se han ido abriendo y generando bifurcaciones. Ha perdurado la conciencia de cada vía descartada, no tanto por ser un mal camino, sino fruto de elecciones tomadas en cada instante para poder ir marcando una ruta constante de creación. De este modo, las esculturas se han ido agrupando en diversas series: “El origen del sonido”, “Composiciones circulares”, “Llavors”, “Conexiones”, “Elevaciones”, “Camps de fuerza”, que estoy seguro que podré ir revisitando y ampliando en un futuro.
A lo largo de los años, he dado forma a la madera de diferentes maneras, a menudo ensamblada con elementos de hierro colado, manteniendo la nobleza del material y buscando pulidos hasta el límite de la paciencia. Otras veces la he pintado, lijado y vuelto a pintar; lijado y bruñido de nuevo para conseguir la textura buscada.
Hace tiempo, en una nota que acompañaba un catálogo del 2015, escribí algo así: “Creo mis esculturas a partir de fragmentos unidos entre sí, por pensamientos, intenciones y decisiones que intentan mantener el equilibrio entre la expansión y la contención. Son dibujos en el espacio de volúmenes y vacío, son el resultado de un viaje interior de búsqueda, azar y deseo”.
Creo que siempre me podré identificar con este pensamiento.
Pablo Leonardo Martínez